El estadio Etihad, que no había presenciado una derrota local desde 2018, fue testigo de un partidazo que terminó 1-1 tras el tiempo reglamentario y la prórroga (3-4 en penaltis). Los números lo dicen todo; el Real Madrid, con un 43% de posesión del balón, supo hacer más con menos. El gol tempranero de Rodrygo a los 12 minutos fue fruto de una de las pocas, pero letales incursiones madridistas, en una noche donde los números reflejaron un esquema más defensivo y contragolpeador.
Nuevamente el Real Madrid demuestra lo que es resiliencia, valor muy importante en el futbol y se erige como el grande de Europa indiscutible en una final adelantada.
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