La posición de los Boston Celtics esta temporada es sin duda envidiable y refleja una combinación de talento, estrategia y un claro enfoque hacia el éxito. Su rendimiento destaca no solo por las victorias acumuladas, sino por la manera en que las han conseguido canasta a canasta, renaciendo así su ADN de dinastía histórica por todo lo alto, dominando a sus rivales con márgenes amplios en el marcador. Esto habla muy bien del nivel ofensivo y defensivo del equipo, siendo una señal clara de que están en la cúspide de su potencial y muy cerca al estrecho final de éxito.
La estadística de diferencia de puntos es particularmente impresionante con un 120+ por partido de promedio, y suele ser un buen indicador del potencial de un equipo para competir por el campeonato con sed de triunfo inigualable. En este sentido, la historia de la NBA nos muestra que equipos con diferencias de puntos tan significativas como la de Boston esta temporada suelen tener excelentes posibilidades de éxito en los playoffs y, potencialmente, de ganar el campeonato, una estadística que deja claro entre aquellos grandes que han alcanzado ese porcentaje han terminado siendo campeones, como; Los Lakers, Chicago Bulls, Milwaukee Bucks, Golden State Warriors.
El hecho de que Boston no pueda alcanzar su récord de victorias histórico de 1972/73 hace 50 años de 68 victorias no debería ser visto necesariamente como un detrimento. Las temporadas de la NBA han mostrado que el éxito en la temporada regular no siempre se traduce directamente en éxitos en los playoffs, y viceversa recordando que ese mismo año los Knicks de NY fueron sus verdugos en la final de conferencia del este.
Lo importante es el momento en que el equipo alcanza su punto máximo de rendimiento, y Boston parece estar en camino de hacerlo en el momento justo guiado por un grupo especial que trae recuerdos de aquellos “Big Three” históricos que solo dejaron liderazgo en el tabloncillo, grandes encestadores y la historia de dinastía más grande en Boston; Bill Russell, Bob Cousy y Tom Heinsohn, el más publicitado y vendido en el mundo por la era de crecimiento que tuvo la NBA en los 70/80; Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish, el más reciente que logro el último campeonato de los Celtics; Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen, además aquel inolvidable que dejo muchas huellas y el líder en anotación de la temporada; Dave Cowens, John Havlicek; líder anotador ese año y Jo Jo White.
Hoy sería complicado decir cuál es el “Big Three” en los Celtics y diríamos que es el “Big Team” en cualquier noche todos hacen la diferencia y pareciese que tal y como lo dijo el mismo Jayson Tatum en una entrevista al inicio de esta campaña, él luce definitivamente como el mejor jugador de la NBA en la actualidad y es la cara del baloncesto cuando de triunfos se habla en el mundo. Además, su liderazgo destacado en la Conferencia Este, con una ventaja considerable sobre el segundo lugar, posiciona a los Celtics en una situación óptima para los playoffs. Esta ventaja les proporciona no solo una posición sembrada favorable, sino también una ventaja psicológica sobre sus rivales.
Lo que queda de la temporada regular será crucial para Boston, no solo en términos de mantener su ritmo y salud, sino también para afinar estrategias y rotaciones de cara a los desafíos de los playoffs. Si los Celtics pueden mantener su nivel de juego, su hambre de victoria, y tal vez lo más importante, su salud, tienen todas las herramientas necesarias para romper su sequía y agregar otro capítulo dorado a su rica historia, de grandes equipos, momentos memorables, puntos y trofeos, este que sería uno más para la dinastía de Boston que ansiosamente lo espera.